jueves, 14 de abril de 2011

RUTA A LOS LLANOS DE RABEL
























Distancia recorrida: 11,95 kilómetros Altitud min: 696 metros, max: 934 metros Desnivel acum. subiendo: 464 metros, bajando: 463 metros Grado de dificultad: Moderado Tiempo: 5 horas 28 minutos Fecha: 13 abril , 2011 Finaliza en el punto de partida (circular): Sí



MAPA DE LA RUTA


http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1619382
























Componentes en esta ruta 8 personas, Paco soto, Rafael Marquez, Fernando Ruiz, Juan Tenorio, Rafael Leon, Agustin, Paco Anaya y Antonio Olveira, lugar de encuentro, gasolinera de Av. De La Legión en Ronda a las 9:00 horas, partimos en dos coches en dirección a Zahara para recoger el permiso de Medio Ambiente, obligatorio para poder entrar al Parque Natural.


















Ya con el permiso en nuestro poder y después de desayunar realizamos una pequeña visita por las calles del pueblo y disfrutar de sus maravillosas vistas, La Iglesia de Sta Maria de la Mesa del siglo XV y XVII, de cualquier lugar se puede ver el gran Embalse de Zahara,




















el Río Guadalete abastece el pantano, desde su nacimiento en el Puerto de las Presillas desciende torrencial mente hasta la confluencia del Arroyo de Montecorto, situado en la cola del embalse, a partir de este punto atraviesa los Montes de Grazalema y el Gastor hasta la cerrada de la presa, el embalse




















además de actuar de regulación del río, sirve para poner en riego una amplia superficie en la zona denominada los llanos de Villamartín, la capacidad del pantano es de 223 hm. Cúbicos. Tras este pequeño recorrido por las empinadas callejuelas de este bonito pueblo nos dirigimos al aparcamiento donde están los coches,




















desde este punto reanudamos la subida hacia el puerto de las palomas, la ruta comienza entre los Km. 2 y 3 de la carretera CA-9104 entre Zahara y Grazalema. A la derecha a la entrada de la ruta hay algo de espacio para dejar los coches, tras el panel informativo del Parque Natural sorteamos la cancela por las escalones situados a la izquierda,


















comenzamos un descenso leve por una pista forestal muy bien marcada que discurre entre pinos, chopos, encinas, pinsapos, alcornoques, madroños etc. Es un paisaje espectacular lleno de colorido y ausente de sonido.




















Al fondo se ve el conjunto de sierras formado por rocas grises que contrasta con el verde de la vegetación. El tiempo se presenta esplendido y caluroso con un cielo completamente azul el sol se mantenía radiante sobre la crestería de la sierra del pinar descendíamos suavemente por la pista a nuestra derecha próximo al camino pudimos ver los restos de una antigua calera del siglo pasado,



















se excava un pozo circular en el suelo de unos 4 metros de altura, este hoyo era cubierto por un muro perimetral de roca caliza alargadas superpuestas unas con otras, sobrepasando la superficie formando un iglú, en su interior en su interior se colocaba leña y aulagas luego se cubría de jara y matagallos finalizando con una capa de barro, se encendía el ingenio por una pequeña puerta que se dejaba en el muro, este se mantenía activo tres días y tres noches, finalizada la operación se sacaba la cal.





















Unos metros más adelante a la izquierda nos salimos de la pista y tomamos una empinada cañada con abundante arboleda y matorral para rodear completamente el cerro ballestero

















continuamos paralelos a un arroyo seco un buen tramo siempre ascendiendo conforme vamos avanzando se va ensanchando el terreno permitiéndonos admirar la preciosa vegetación con el musgo y helecho que cubren las piedras y los troncos de las encinas




















continuamos la senda hasta encontrarnos con un gran quejigo donde aprovechándonos de su sombra decidimos tomar un pequeño aperitivo y celebrar el gran acierto de Rafa y Fernando por organizar esta ruta en esta época del año, y a Juan por el vasito de vino de Manilva,

















cargamos de nuevo las mochilas y continuamos caminando hacia el lugar denominado Cañada de los Azores y el Llano de la Viña del Moro. El primero es una formación de roca y el segundo es una antigua viña con su caserío ya derruido,



















bajo nuestros pies el verde frondoso de este Llano donde pudimos descansar y admirar al fondo la sierra del pinar en su vertiente norte con vistas a todas las cumbres más importantes,























de izquierda a derecha: San Cristóbal, 1.555 m, El torreón 1.654 m, El mellizo, Pico del Águila. Conforme nos adentramos más a nuestra izquierda quedara el Montón 1.026 m. un monte cubierto totalmente de vegetación dándose el caso que en su interior existe un pequeño alcornocal. A nuestra derecha el Cerro de la Cornicabra 1.270 m. y más adelante la Sierra de Zafalgar 1.296 m y la Garganta Verde,


















el lugar es una maravilla con enormes encina y quejigos centenarios y gigantescos con enormes trocos, hicimos gran cantidad de fotos de estos maravillosos paisajes para el recuerdo.



















Desde aquí parte un sendero denominado Camino de los Pinsapos. Es un sendero circular que penetra en el espeso y precioso bosque mediterráneo.


















Casi desde el principio va ascendiendo y permitiéndonos admirar la gran vegetación con musgo y helechos que cubren los troncos de las encinas y quejigos. Apreciamos las ramas de los pinsapos



















ante nuestros ojos, los rojos frutos de los ruscos bajo sus falsas hojas y las preciosas flores de las especies de crocus sativus que a todos nos recuerdan las flores de azafrán, continuamos subiendo por este sendero magníficamente diseñado





















por la zona norte del pinsapar, la Consejería de de Medio Ambiente no deja de repoblar las zonas dañadas, observo durante el recorrido nuevos pinsapos. El pinsapo (Abies Pinsapo Boiss), es una de las diez especies de abetos considerado reliquias de los extensos bosques que cubría la cuenca mediterránea durante la Era Terciaria.




















Detalles de la rama, siempre apretadas, radialmente alrededor del borde tiene forma de cepillo de 1 a 2 cm. De largo, rígidas, puntiagudas, pero sin ser punzante ni surcada, de un color verdegris o verdeoscuro, la sensación al tocarlas es de apariencia plástica,

























ya en la cresta del sendero hicimos una parada para tomar aliento por el gran esfuerzo realizado y ya de camino aprovechamos para comernos el bocadillo sentados en el mismo camino




























aprovechando unos escalones, en este entorno privilegiado con el canto de los pájaros como melodía ambiental,



















después de dar buena cuenta del almuerzo recogimos los bártulos y nos pusimos de nuevo en marcha dejando atrás la impresionante crestería de la sierra del pinar, no sin antes realiza algunas fotografías,



















el sendero discurre por una gran bajada escalonada, la consejería a colocado traviesas de madera para aguantar el terreno permitiendo que el descenso fuera bastante cómodo, ya finalizada la bajada continuamos caminando varios minutos

















después llegábamos a un paraíso un lugar recóndito denominado los Llanos de Rabel el nombre le viene dado por la presencia en estas tierras en esa época fronteriza durante años del pueblo musulmán,



















a la zona acudían por agua los habitantes de los asentamientos cercanos, espacio que se convertía en lugar de reunión en el que pasar la velada que en muchas ocasiones era amenizada con la música de rabel, especie de laúd de sonido muy agudo,




















la zona tiene un halo misterioso y mágico, donde parece que el tiempo se ha parado para dar paso al perpetuo gozo de la naturaleza, un lugar perfecto para pasar la jornada,




















tras la visita de reconocimiento de la zona de hacer las fotos pertinentes de refrescarnos un poco en el pilón, beber agua de su fuente y echarle un vistazo a unos quejigos de un porte soberbio. frente de nuevo las impresionantes paredes de la Sierra del Pinar y el contraste del Pinsapar con el verde oscuro mezclado con el verde claro de los quejigos que tapizan sus empinadas laderas.



















Tras disfrutar un buen rato en el Llano y de haber culminado nuestra meta nos depusimos a iniciar el camino de regreso cruzando el Arroyo Ballestero por el puente de madera




















y tras superar una empinada cuesta enlazamos con la pista forestal de suave pendiente desde aquí a la cancela hay 6 kilómetros, continuamos con la exuberante vegetación de sotobosque mediterráneo que nos acompañara durante todo el trayecto avanzamos junto a un muro de piedras que aguanta las laderas del Cerro del Montón,



















entre quejigos y encinas, el musgo ha tapizado los troncos y las ramas de los árboles y los “ polipodium” brotan dando vida al lugar estas encinas han resistido durante años las inclemencias del tiempo la vejez de estos ejemplares lo podemos deducir por el interior de los troncos que están huecos por la madera muerta o podrida que algún incendio abra causado hace muchos años,



















otra prueba es que la unión del tronco con el terreno ha quedado descubierta en muchos lugares debido al desprendimiento del terreno que lo sujetaba quedando descubiertas las enormes raíces con apariencia de “ Garras “ a modo de patas,
























seguimos avanzando aprovechando las sombras que dan de vez en cuando los arboles, así nos aliviamos un poco del calor, reviramos una curva y nos encontramos una manada de reces cortándonos el camino, ya que es época de cría había que mantener la distancia pues las vacas andan recelosas con sus ternerillos en un principio nos quedamos parado sin saber qué hacer porque nos miraban de una forma defensiva, fue Agustín el que le echo valor y poco a poco consiguió echarlas del camino


























































y así pudimos pasar sanos y salvos, una anécdota para contar, el ascenso se hiso corto hasta la cancela,tras tomar los coches pusimos rumbo a Ronda para llegar sobre las 17:00, horas el tiempo del trayecto fue 30:00 minutos



















Espero que os guste esta pequeña crónica

Antonio. O